Agustín Lizárraga: ¡No! Descubrió Machu Picchu

viernes, 15 de mayo de 20150 comentarios



Agustín Lizárraga: ¡No! Descubrió Machu Picchu

En la Historia de la humanidad, buscar ser reconocido y ser valorado por sus semejantes es el deseo de todo ser humano. Todos anhelamos ser los mejores estudiantes, los mejores deportistas o los mejores profesionales. Todos buscamos que se nos reconozca, se nos valore y se nos otorgue un mérito. Cuando lo logramos, nos sentimos ufanos y orgullos de ser mejor que los demás y altivamente despreciamos a nuestros semejantes por no ser como nosotros. Esa es la naturaleza común del ser humano.  La contraparte de este sentimiento; es ser mezquino, envidioso y malagradecido al no reconocer el mérito y el sacrificio ajeno. Dicho en otras palabras, restarle méritos al que se lo merece y concederle méritos al que no lo merece; así el personaje sea un delincuente. Esta actitud es una constante en la naturaleza humana. 

         Nuestra historia está plagada de estos actos, tomemos como ejemplo a Cristóbal Colón, quien un 12 de Octubre de 1492 descubrió un Nuevo Mundo. Ahora, circulan escritos, documentales, revistas y libros donde se afirma que él no fue el primero en descubrirlo. Dicen que los primeros en descubrir el nuevo mundo  fueron los Viquingos, otros dicen los chinos y aun otros dicen que hace más de mil años antes del descubrimiento de América,  la biblia, describía la redondez de la tierra  y lo único que hizo Colón fue utilizar ese conocimiento para su beneficio.

Cristóbal Colón sostenía que podía alcanzarse el lejano oriente (conocido en la época como Las Indias) desde Europa, navegando por el Océano Atlántico hacia el oeste y que era posible realizar el viaje por mar con posibilidades de éxito. La caída del imperio Romano de Oriente en poder de los turcos otomanos en 1453, tras la toma de Constantinopla, su capital, hizo que los portugueses y los genoveses monopolizaran la ruta lo que provoco el encarecimiento del comercio entre Europa y las regiones orientales.

Una vez obtenida la certeza de ésta ruta,  Colón decidió buscar financiamiento a éste proyecto. Se presentó al rey de Portugal y le fue denegada dicha ayuda y a sus espaldas, trataron de verificar dicho argumento y fracasaron. España le denegó dicho proyecto por irrealizable y Colón decidió ofrecer sus servicios a Inglaterra,  pero en el trayecto, los reyes de España optaron por respaldarlo. Sucedió que el confesor de la reina, había animado a la soberana que le dé una oportunidad a este aventurero, antes que otro país rival se beneficie del proyecto, entonces la reina decide financiar el viaje con no muy buena esperanza de triunfo. Como nadie quería arriesgar la vida en un viaje sin retorno, habían muy pocos voluntarios para completar la marinería, entonces se recurrió a los presos de alta peligrosidad como tripulación, para poder cumplir con el permiso requerido.

Cuando Colón descubre estas nuevas tierras, cree haber llegado a las Indias. Luego de ese primer viaje, realiza otros tres, todos a la actual Centroamérica, ignorando que había descubierto un nuevo mundo. A pesar de haber realizado un tratado con los reyes de España, (Capitulación de Santa Fe, 17 de Abril 1492) donde se le concedía beneficios y concesiones: ¡la corona le arrebato todos sus derechos! Se le encadeno, se le despojo de sus bienes y murió en el más triste abandono, amargado y desilusionado. Un explorador italiano que no hizo ningún sacrificio, que no invirtió ni tiempo ni dinero, y su único mérito fue, que  dio a conocer que se había descubierto un nuevo mundo. Se lo comunicó al cosmógrafo Martin Waldseemüller, éste hombre de ciencia, lo glorifico, lo ensalzo y en su mapa de 1507 acuño el nombre de “América” en su honor, como descubridor de un Nuevo Mundo.  Esta actitud mezquina, hizo que las tierras descubiertas no lleven el apellido del ilustre navegante       Colón, sino, que lleve el nombre de Américo Vespucio, un desconocido que sin ningún esfuerzo se benefició de la gloria ajena.

En nuestro querido Perú está sucediendo algo similar. Hoy en día se le está restando méritos a quien se lo merece y se le da gloria a quien ni por su mente jamás pensó en el beneficio que se le concedería. Me estoy refiriendo al descubrimiento de la ciudadela inca llamado: ¡Machu Picchu!

Antes de pasar adelante  sobre el tema, quiero hacer una aclaración: No soy hispanista, ni un a culturado que envidia la cultura ajena o prefiere a los extranjeros antes que nuestra gente. Soy de la línea indigenista y amo mi cultura peruana por sobre todas las otras culturas del mundo, y ando mendigando de región en región en mi país, buscando un espacio que se me conceda, para dar a conocer mediante conferencias lo grande que fueron los Incas; mil único objeto es reivindicarlos y valorarlos. Si escribo este artículo es que no me gusta la injusticia que se comete contra Hiram Bingham descubridor de Machu Picchu; satanizándolo y difamándolo.

Los diccionarios definen Descubrimiento como un “hallazgo o el encuentro de algo que era oculto, secreto o desconocido”. Todo descubrimiento siempre es fruto de un arduo trabajo en equipo y no se debe a la casualidad, al azar o solo llegar primero al lugar sin ningún conocimiento de la importancia del objeto. Descubrir, no es solo mirar  o escribir mi nombre en un dintel de piedra y decir: ¡Yo lo descubrí! Descubrir requiere un largo tiempo de investigación y sacrificio.

Para poder aclarar este espinoso tema, es necesario describir a los dos protagonistas de esta controversia. Primero lo haremos con Agustín Lizárraga,  luego con Hiram Bingham y después emitiremos a una conclusión. 


                                                   Fotografía N° 1 de Machu Picchu, cuando fue descubierta el 24 de Julio 1911



¿Quién fue Agustín Lizárraga?

Se dice que nación en Mollepata, un pueblo ubicado a espaldas del monte Salkantay, actualmente pertenece a la provincia de Anta. Dicen que cuando tenía 18 años, junto con su hermano menor Ángel Mariano, salieron de su pueblo en busca de una alternativa para su vida para no enrolarse en el ejército peruano, que en la época buscaban nuevos reclutas. Así se asentaron en el valle de Aobamba, y luego en San Miguel, tierras que entonces nadie conocía ni controlaba y comenzaron a cultivar maíz y hortalizas.

¿Era Agustín Lizárraga, un hacendado?

Las tierras que había usurpado en Urubamba tenían dueño; pertenecían a la hacienda Collpani, de la familia Ochoa. Por lo tanto no fue ningún hacendado, sino un simple arrendatario de aquella poderosa familia.

¿Era Lizárraga un hombre bien preparado e ilustrado?

Se dice que a pesar de ser un agricultor sabía leer y escribir, como tal oficiaba como controlador de caminos, un cobrador de impuestos que tenía a su cargo todos los puentes desde el Cusco hasta Qullabamba, además se dedicaba a huaquear,  depredar nuestro patrimonio cultural. Leamos un fragmento de lo que publico el periódico Mercurio de Chile:

El arqueólogo Fernando Astete es, desde hace 16 años, el director del Parque Arqueológico de Machu Picchu. Según él, hay que tener mucho cuidado con el nombre de Agustín Lizárraga. “Para mi todos los que fueron antes de Bingham fueron huaqueros”, dice una tarde en su oficina en el Cusco, mientras revisa unos mapas de la época.

¿Afirman otras personas lo dicho por el arqueólogo Astete?

Leamos lo que Hiram Bingham escribió en su libro: La Ciudad Perdida de los Incas. 2011 por PerúBook, S.A.C. pág.211.

Se sabe, por ejemplo, que el señor Lizárraga vendió una o dos vasijas que aseguró provenían de Machu Picchu.

Dos periodistas; Sergio Vilela y José Carlos de la Puente en su artículo La verdad acerca del descubrimiento de Machu Picchu, buscaban información sobre Agustín Lizárraga y cuentan como lo huaqueado por Agustín, se lo esquilmo otro ladrón con sotana:

Según contó Rómulo Lizárraga, un guía de turismo sobrino de A. Lizárraga, éste le habría dejado a su viuda dos cajones de “tesoros antiguos” que había recolectado en Machu Picchu: objetos de piedra, ruecas, cucharas, estatuillas de metal. La viuda anciana y muy enferma, habría revelado a su confesor, el cura de la iglesia de Santa Clara en el Cuzco, la existencia de su tesoro. El sacerdote la habría reprendido por estar conviviendo con los “gentiles”, aconsejándole que llevara las cajas al convento para asegurarse un espacio en el cielo. A cambio, le habría ofrecido escribir su nombre en el altar mayor del templo: “En gratitud a doña Rosa Lizárraga”.

 ¿Agustín Lizárraga en su visita a la ciudadela de Machu Picchu; llegó solo?

Los mismos periodistas aclaran este detalle:

El día en que escribió su nombre en Machu Picchu, Agustín Lizárraga no había subido solo. Fueron con él dos lugareños, llamados Gavino Sánchez y Enrique Palma, aunque ellos no dejaron su nombre grabado en ninguna piedra y sus descendientes por ahora no reclaman nada.

                                                     Fotografía N° 2 de Machu Picchu. Desforestándola y excavándola en 1912

¿Es cierto que Agustín Lizárraga, el cobrador de impuestos que tenía a su cargo todos los puentes del Cusco, murió tratando de ir nuevamente a la ciudadela de Machu Picchu a inspeccionar su descubrimiento?

Un profesor de apellido Cossio, quien viajo en su propia expedición a Machu Picchu siete meses después que lo hiciera Bingham, describe lo sucedido:

“Antier 11 de febrero hemos tenido la desgracia de perderlo  a nuestro guía y compañero de excursión don Agustín Lizárraga. Iba muerto ahogado en el brazo del rio que corre cerca de San Miguel, pasando el puentecito peligroso para ir a ver su chacra. Según me cuentan cayó de medio puente, y como iba acompañado de un niño, no se le pudo auxiliar”

 ¿Es cierto que Hiram Bingham, fue el autor intelectual de la muerte de Agustín Lizárraga como lo afirman sus familiares?

Dejemos que el mismo Cossio, manifieste lo contrario:

Por lo demás, es simple constatar que, en febrero de 1912 (fecha de la muerte de Lizárraga), Hiram Bingham estuvo en New Heaven, en la Universidad de Yale, preparándose para volver al Perú en su segunda expedición a Machu Picchu.

¿Quién fue Hiram Bingham?

De Bingham se ha dicho de todo. Su biografía está al alcance del que quiera consultarlo, solo responderemos algunas preguntas sueltas que circulan sobre él.
¿Es cierto, que Bingham era un famoso arqueólogo?

En ninguna de sus biografías serias, él sostiene ésta afirmación. Él era un profesor de Historia en la Universidad de Yale, pero dejemos que el mismo nos lo cuente en su libro ya mencionado. Pág. 89.

“Hace unos cuarenta años, en el deseo de perfeccionarme para enseñar historia sudamericana y escribir sobre el gran general Simón Bolívar, seguí la ruta a través de los Andes desde Venezuela hasta Colombia. Elihu Root, entonces secretario de Estado, se interesó en mi viaje y me interrogo prolijamente respecto a lo que había visto. Pareció gustarle mi relación, y al  año siguiente, muy generosamente, me dio la oportunidad de ver mucho más de Sudamérica al designarme como delegado al Primer Congreso Científico Panamericano, que se efectuó en Santiago de Chile, en diciembre de 1908”.

¿Es cierto, que Bingham vino con la clara intención de descubrir restos arqueológicos en Sudamérica?

El mismo nos lo aclara en su libro. Página 92. Dice lo siguiente:

“Si no hubiera sido por el prefecto Núñez y su muy práctico interés en Choquequirau, jamás me habría sentido, probablemente, tentado a buscar las ruinas incaicas y a dar así con las dos ciudades que se encontraron sustraídas al conocimiento geográfico durante varios siglos”.

¿Es cierto, que en el Cusco se conocían estos restos incas y que Bingham, solo descubrió lo que ya se sabía?

En la página 112 de su libro manifiesta lo siguiente:

“Tan pronto como llegamos al Cuzco comencé a preguntar a los plantadores del rio Urubamba algo sobre los sitios mencionados por Calancha. Jamás los oyeron nombrar, pero dos o tres respondieron que había ruinas incaicas en diferentes lugares en el valle bajo. Un viejo explorador afirmó que existían ruinas interesantes en Machu Picchu, pero los dirigentes no dieron importancia a sus informaciones, y los profesores de la Universidad del Cuzco no sabían nada respecto a las ruinas del valle”.


                          Fotografía N° 3 de Machu Picchu.  Después de los trabajos de desforestación y excavación en  1915


La Universidad San Antonio Abad del Cusco, fue creada en el año 1692  y su “Museo Público y Biblioteca” fue fundado en 1848 por el general Miguel Medina, prefecto del Cusco. Entonces ¿Por qué los intelectuales de la universidad del Cusco  no organizaron la búsqueda de esas ruinas? ¿Por qué se esperó 37 años después de la fundación del museo, a que un extranjero lo descubra?

La lógica dice que esas ruinas nunca fueron conocidas, ni por los cusqueños ni por la gente de aquella época. Si Ud. observa con detenimiento la foto N°1 de Bingham del 24 de Junio 1911, foto adjunta a este articulo, vera que la ciudadela está cubierto de arbustos. Si Ud. ya visitó Machu Picchu, habrá notado que no solo son arbustos, sino arboles de más de tres metros de altura. ¿Qué necesitaban estos árboles para crecer? Mucha tierra, y no en muy poca profundidad. Se dará cuenta que toda la ciudadela estaba cubierta de tierra y árboles. Es por esa razón que esta ciudadela, nunca fue descubierta ni por los españoles ni por los pobladores del lugar. Bingham, recién hace conocer estas ruinas al Perú y el Mundo en año de 1915.

¿Es cierto que Bingham, robó un inmenso tesoro a los incas del Perú?

De Bingham se ha dicho de todo; que fue un ladrón, que nunca fue un descubridor, no fue un científico y muchos adjetivos por lo demás crueles. No solo por la gente ignorante, sino por arqueólogos e historiadores tanto propios como foráneos. Se dice que Lizárraga, realizó una hazaña epopéyica al descubrir Machu Picchu. ¿De qué hazaña hablamos?

Machu Picchu no fue como lo admiramos ahora. El llamado ladrón Bingham, consiguió financiamiento de la National Geografic y la Universidad de Yale, y ese dinero, sirvió para desenterrar la ciudadela, desforestarlo y restaurarlo con un grupo de profesionales extranjeros (Ver fotografías adjuntas). Bongham tuvo que encargarse de abrir caminos, construir puentes y descubrir hallazgos escondidos y luego: ¡nos insertó a la comunidad científica mundial!. Con las cerámicas y objetos que se extrajo de Machu Picchu, realizó en Yale, una exhibición de la cultura peruana para que se le reconozca internacionalmente. Gracias a este ladrón que nos entregó éste tesoro, hoy en día, Machu Picchu es una de  las nuevas maravillas del mundo: ¡Orgullo de todos los peruanos!


¿Cuál fue el aporte de Agustín Lizárraga a Machu Picchu? Nada de nada. 

Concluiremos esta nota, con las palabras que el arqueólogo Astete, respondió al periódico el Mercurio de Chile en el centenario de su descubrimiento:

“Al menos 30 años antes que él (Bingham), hubo expertos como el alemán Herman Göhring, que en 1874 ya había cartografiado la zona y tenía identificados los cerros Machu Picchu y Huayna Picchu. Una cosa es haber estado en el sitio y otra es darlo a conocer al mundo. Descubrir es despejar el velo para que algo se conozca. Muchas personas pueden haber ido al sitio antes que Lizárraga. Hiram Bingham es el descubridor científico de Machu Picchu, porque vino con un grupo de profesionales para excavar y estudiar los sitios y lo dio  a conocer al mundo. A eso se refiere el centenario que se celebra”

                                            Fotografía N° 4. En el centenario de su descubrimiento.



       En esta sociedad peruana, donde la pérdida de valores va en aumento. La gente no lee. No investiga. No hay honestidad ni sinceridad. Vemos que lo claro y lo limpio, se enturbia por los intereses personales, regionales, políticos, económicos y religiosos. Lo turbio y los oscuro, se aclara por las mismas razones mencionadas. Aquí en nuestro Perú, se le da merito a quien no lo merece y se le resta méritos a quien verdaderamente lo merece solo por envidia. Dicen que la vida depende del cristal con que se le mire. ¿Estimado lector, con que color de cristal mira este espinoso dilema? Para Ud. ¿Quién descubrió Machu Picchu: Hiram Bingham o Agustín Lizárraga? La respuesta es suya.

                                                                                 www.Alejandro La Torre.org

Referencias Bibliográficas:

ANGLÉS VARGAS, Víctor (1968). Machu Picchu. Lima.: La Grafica.

FERNANDEZ-ARMESTO, Felipe (2004). Cristóbal Colón. Barcelona. ABC.

BINGHAM, Hiram. (2011). La Ciudad Perdida de los Incas. Perubook, S.A.C.

THAMES AND HUDSON (1994). The Incas. Empire Of Blood and Gold. Nueva York: New Horizons.
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